Nuevas experiencias
Este concepto se aplica en todos los ámbitos de nuestra vida, no sólo en los objetos materiales, sino que tiene un fuerte impacto en nuestras emociones.
Un nuevo mundo de posibilidades por explorar
Por ello, conceptos como la moda de usar y tirar están teniendo un fuerte impacto en nuestra vida cotidiana. En el pasado, una prenda de vestir era para casi toda la vida. Su elevado coste y su difícil elaboración artesanal obligaban a cuidar con mimo cada una de ellas y a lucirlas en el mayor número de ocasiones posible. Sin embargo, ahora podemos comprar muchas de estas prendas a precios muy baratos y muchos sectores, como el de la moda, se aprovechan de ello haciendo que las tendencias cambien mucho y rápidamente, de manera que el consumidor tiene la necesidad de comprar más y desechar las que ya no se usan.
Ahora tenemos la necesidad de comprar más y desechar la ropa que no usamos.
Algo similar ocurre en el campo de las emociones. El hecho de poder conocer a mucha más gente fácilmente, algo que no era posible antes de la aparición y popularización de las redes sociales, ha hecho que las amistades y las relaciones sean cada vez más efímeras. Al ser fácil encontrar a otra persona en un mundo lleno de ellas, es normal que haya más ganas de conocer gente nueva y vivir experiencias desconocidas.
En el ámbito de los viajes, ahora es más fácil que nunca desplazarse de un lugar a otro. Los avances tecnológicos nos permiten volar al punto más lejano del planeta en pocas horas y el hecho de hablar idiomas o saber utilizar los dispositivos electrónicos adecuados hace que podamos comunicarnos con facilidad allá donde vayamos. Todo esto ha hecho que viajar sea más económico y se haya vuelto muy popular, por lo que hay mucha gente que hace grandes viajes, al menos una vez al año. Algo que era totalmente impensable para la generación anterior a los jóvenes de hoy, sin tener que retroceder años.
Adicción a la búsqueda de nuevas experiencias
Tener tantas posibilidades al alcance de la mano tiene sus aspectos positivos. Por ejemplo, la persona se vuelve más tolerante y empática, porque ha tenido la posibilidad de tener más experiencias en comparación con las generaciones anteriores, que apenas habían viajado al extranjero ocasionalmente o tenían valores mucho más cerrados y no tenían la posibilidad de conocer tantos puntos de vista como podemos ahora, sin salir de la comodidad del hogar, gracias a las redes sociales y los medios de comunicación.
Tener tantas posibilidades al alcance de la mano tiene sus aspectos positivos.
A muchas personas les resulta emocionante descubrir cosas nuevas y añadirlas a su lista de experiencias y conocimientos. Por ello, es normal que se convierta en una adicción. Cuantas más experiencias nuevas adquiera, más querrá conocer algo inusual que no haya tenido la oportunidad de experimentar hasta ahora. Además, probablemente querrá compararlo con otras personas, a las que también les gustará descubrir nuevas cosas que hacer, no sólo viajando, sino en todos los aspectos de su vida cotidiana.
Esto puede hacer que las personas que están tan ávidas de aventuras y nuevas experiencias se cansen fácilmente de lo que se convierte en rutina. Así, puede que no quieran tener una pareja estable, descubriendo que la magia del enamoramiento inicial se pierde con el tiempo, o que no encuentren un trabajo que les haga sentirse a gusto, porque cuando aprenden a realizar las tareas pueden perder la ilusión del principio y tener ganas de buscar uno nuevo para recuperar la ilusión.
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